Cinco miembros del club Ultrafondo Pretorianos de Tomares se desplazaron a Ponferrada, en la provincia de León, para participar en la I edición de los 101 km peregrinos en 24 horas (después resultaron ser al menos 105, como ya contaré más adelante), celebrada el fin de semana del 8 y 9 de Mayo. Isidro, Javi, Ángel Benito y Santi Martin viajaron el jueves anterior a la carrera desde Tomares, acompañados por Rocío; Pruden se desplazó desde su pueblo, Valverde de Leganés (Badajoz). Para una mejor compresión de nuestras vivencias en este viaje, he decidido dividir la crónica en dos apartados, previo y carrera. Creo que nos lo hemos pasado de lujo, así que no quería dejarme atrás los momentos compartidos durante todo el viaje, que han sido tan importantes e intensos como la carrera en sí.
CAPÍTULO 1: AVENTURAS LÚDICO-GASTRONÓMICAS DE CINCO PRETORIANOS EN LA CAPITAL DEL BIERZO
Después de un viaje relativamente rápido y cómodo, teniendo en cuenta los casi 800 kms de recorrido, llegamos a Ponferrada antes de que anochezca completamente. Empezamos a dar vueltas sin saber muy bien dónde coño está la pensión Rey Jofra, en la calle obispo “Morcillo”, le preguntamos a una señora que empieza a decir que no le suena, que si no se que…. menos mal que Isidro le dijo a la señora (un poco bruscamente, jajajaja) que se dejara de rollos y nos dijera dónde pelotas estaba la estación de autobuses. Finalmente conseguimos llegar a la pensión, resulta que tenemos un piso entero para nosotros solos, estamos por allí como Pedro por su casa, y encima baratísimo, de escándalo.
Ante la imperiosa necesidad de hidratarnos urgentemente, nos vamos a un bar y nos hacemos amigos del camarero y su mujer, que corresponden a nuestro alegre acento sureño (bueno, mío, de Javi y Rocío; Ángel e Isidro son recios castellanos) e indumentaria pretoriana deleitándonos con unos deliciosos callos con garbanzos regados con bebida isotónica Estrella de Galicia. Como veis, unos ultrafondistas de élite como nosotros nunca descuidan la alimentación en los momentos previos a una carrera tan importante.
Entablamos duras negociaciones con Jorge, regadas con algo de caldo del lugar en vaso ancho y con tres hielos, para ver si el APTC quiere donar algo para la causa pretoriana, y finalmente lo conseguimos, como atestigua una de las instantáneas del reportaje fotográfico adjunto. Este logro nos da mucha alegría, y entre canciones horteras horrorosamente interpretadas por personajes varios de la noche de Ponferrada (no me extraña que lloviera a cántaros los días siguientes), nos acordamos de algunos compañeros pretorianos con dones en el arte de la noche (Polo, Bombe…) que hubieran disfrutado grandemente si allí hubieran estado. Pero nosotros no somos de esos, y antes de que empiezen a sonar las doce campanadas, como cenicienta, emprendemos el camino de regreso a nuestra guarida.
Al día siguiente llega temprano Pruden, al que transmitimos los afectuosos saludos de su primo, y nos vamos a conocer Ponferrada, la ciudad del Puente de Hierro, la templaria “Pons Ferrata”. Para desayunar, algunos optan por pinchos de tortilla y vinos de la tierra, otros por tercios… serán borrachos… yo me tomo un café, apenas bebo. Después vamos a hacernos las fotos de rigor por el casco histórico, del que destaca sobre todo el castillo templario, del s. XII, espléndidamente conservado y de gran belleza. Al poco entramos en un bar, en el que reina el jolgorio ante la posibilidad de que la Ponferradina ascienda a 2ª división (compruebo que finalmente ha ascendido, enhorabuena a los premiados). Ángel Benito, al que había sentado mal la tónica del día anterior, se empieza a sentir mejor.
Allí degustamos delicias bercianas totalmente caseras, a destacar las lentejas y la tarta de queso ¡dios qué tarta de queso! hasta cebarnos como gochos… Y en esto me digo, joder yo para que había venido a Ponferrada a correr 101 kms o a ponerme púo de comer y beber… casi olvidamos el propósito de nuestro viaje. Menos mal que una vez más Isidro nos sacó del ensimismamiento provocado por estos terrenales manjares con un memorable discurso sobre la rectitud del espíritu pretoriano…, impresionante, para haberlo grabado… gracias por ese momento Isidro. Retornamos a la pensión para cambiar el chip, al día siguiente es la carrera… esa misma tarde recogemos los dorsales tras sortear (gracias a Eloy, amigo cántabro de Ángel) una tremenda cola que hacía presagiar los problemas de organización que íbamos a encontrar.
Con la mente puesta en las predicciones meteorológicas, nada halagüeñas, toca acostarse pronto y descansar lo máximo posible. Tras unas pocas de horas de sueño nos levantamos pronto, hay que dejarse de tonterías, ha llegado la hora de la verdad, hemos venido aquí como pretorianos de tomares, para disputar con honor y terminar si es posible los… (Continuará….)
Santi Martín
1 comentario:
La verdad Santi es que correr distancias de 100 kms. acaba siendo una excusa para hacer lo que cuentas en tu crónica...jajaja...que pena no haber podido acompañaros...oye tienes que poner el discurso de Isidro...
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