7/5/12

II Carrera de Montaña 7 Colinas - Camas (Hispalis)



CONSUMATUM EST – TODO SE HA CUMPLIDO


Después de muchísimo pensar como titular esta crónica que mejor que empezarla con esta frase, que se supone que dijo Jesucristo encima de una colina.

Sirva la presente para notificar a la Junta Directiva, de la que espero la máxima discreción, que todo se ha cumplido.

Tal como acordamos el otro día después de la entrega a “Carpe Diem”, de la segunda equipación, hoy ha sido sometido a prueba, con el fin de verificar si cumple el Credo, por si alguien no pudo acudir a este acto, os informo que acordamos aprovechar la segunda edición de las VII Colinas de Tartessos para tentarle.


 Pues bien, ha cumplido con creces su obligación como Pretoriano, y ha superado la terrible prueba a la que lo he sometido.

Dejando a un lado mis magnificas dotes naturales para el deporte, y mi bruñido cuerpo a base de muchos años de ejercicio; tal como allí se habló fui todo el tiempo cerrando la carrera, hubo momentos en que me costó no apretar el ritmo pues no vi a nadie que fuera excesivamente rápido, y salvo, creo, un participante que si no tiene fascitis plantar, si no le duele, y si con su aún más esbelto cuerpo que el mío no se quedó antes de la primera colina que fuera detrás de mí, este participante y el que llevaba el dorsal número 13, al que dispensaremos por lo cruel del número asignado, nadie iba cerrando aquello más que nosotros: Plum, Carpe Diem y este humilde servidor Maximo Severo. (No lleva acento que los romanos no acentuaban).

Sabéis de mi dominio del método Davidoviff, ¿no?, pues mi interpretación fue digna de un Óscar, no de un Óscar Pajares, del otro, impresionante. Desde el primer momento en retaguardia, relentizando al grupo, ¿sabéis de mi agilidad en las subidas?, ¿de mi grácil figura recortada al viento mientras avanza inexorable hacia la gloria?, todo eso lo dejé de lado para sacrificarme para probar de que estaba hecho este aspirante a llevar la coraza algún día.



¡El Credo!, ¡El Credo!, no olvidad el Credo, esa frase retumbaba en mi cabeza, mientras ponía en práctica todos mis ardides para que no se notara que evidentemente estaba fingiendo.

Superada la mitad de la prueba, y tras pasar el lar que me cobija, podía pensar que ya estaba lo peor superado y después de unos ligeros trotes por los campos que rodean la villa de Valens, llegó el momento de aprovechar la feliz coincidencia facilitada por la organización, ya que desde la salida hasta casi el kilómetro 12, no hubo más que un avituallamiento, por lo que subido a la sexta colina, y prácticamente en el cénit de la prueba, aproveché para una vez más tentar al nuevo.




En la cima de esa cina, aproveché para fingir que tenía una pajara-pajarae, de la primera declinación, y como si fuera la peor de mi vida, ¿imaginaos lo absurdo del momento, ¿una pájara yo?, una pájara yo que enseñe a correr a Filipides, bueno no quiero atribuirme todo el mérito, le enseñó Rafa Iza, pero cuando éste dejo estas distancias para hacer pruebas de ultrafondo, yo continué sus enseñanzas.

Tengo que decir que mi interpretación fue tan creíble, que me fui creciendo, tal vez un poco de mi vanidad interpretativa, me obligaba a poner más énfasis en la farsa.

¡No puedo seguir!, ¡Me falta el aire!, ¡Estoy mareado!, ¡Voy a descansar un poco!, respiración agitada, incluso la cara un poco desencajada, una pizca de palidez, todo contribuía a hacer de aquello un magnifico momento.

Cuando de ponto a la altura de la séptima colina aparece Angel-ito, con lo cual contaba con más medios para llevar la farsa a su último extremo, para tentar de nuevo, y mostrar la posibilidad que facilitara, tal vez sin remordimiento, el incumplimiento del Credo.

¡Iros vosotros!, ¡Seguid adelante!, ¡Qué aún podéis entrar en tiempo!, yo me quedo con Benito.


Pero nada, demostrando una voluntad de hierro tanto Carpe Diem, como Plum, desconocedor de esta mentira al no acudir a Tomares, aguantaron en la cima de la sexta colina de Tartessos.

Algunos minutos sentado en el suelo, intentando recuperar el aire, la respiración agitada, el desconsuelo por la situación, nada era suficiente para que se alejaran del Pretoriano caído; así que dije que ya me encontraba bien y me levanté, pero lo pensé mejor y dije que seguía mareado, que no podía seguir, que allí me quedaría otro rato con Benito y que ellos siguieran. Nada, contumaces, seguían allí, ni porque fingiera encontrarme tan mal que no pudiera mantenerme en pie les hizo alejarse de allí.

Casi quince minutos esperando un resuello que no llegaba, Plum se adelanta para buscar agua al avituallamiento situado en la séptima colina, Carpe Diem busca algo para mojarlo en un charco próximo, y como si aquello se tratara de la caída de los dioses, extiendo mi Buff a Benito que se lo acerca a Carpe Diem, para que lo moje y refrescarme la nuca y la cabeza.





Después de un buen rato así y viendo que no se alejaban de allí, me levanté entre gestos de dificultad, síntomas de mareo, ¡que excelente interpretación!, para continuar apoyado en los hombros de ambos. A escasos metros se divisa a Plum que trae agua, y aunque evidentemente no la necesitaba, bebo como si me fuera en ello la vida, para darle más valor dramático al momento, ¡estoy mejor!, ¡si, se me va pasando el mareo!, mientras continúo acomodado ya en aquellos hombros amigos.

Plum vuelve a alejarse para buscar más agua, pero el avituallamiento ya no está. No obstante estamos a escasos metros de la meta. Continúo algo más restablecido, y hacemos nuestra triunfal entrada en meta, los cuatro Pretorianos juntos.

Llegados a meta fue tan cálido, tan cordial el recibimiento por parte del resto de participantes y por los organizadores, que fui incapaz de desvelar el misterio, de poner fin a la farsa, y seguí fingiendo que poco a poco me iba recuperando, ¡que momento!, me imaginaba ser casi un José María Rodero, interpretando el Calígula de Camus.


Cuatro gominolas, una lata de isotónico, dos cervezas, un plato de migas, porque para que no faltara de nada, esta prueba tuvo migas, una última cerveza para el camino, para continuar con la fingidamente necesaria hidratación, y nos alejamos orgullosos hacia la salida, los hermanos Pretorianos sabedores del deber cumplido, y yo encantado de mi magnifica y por supuesto “fingida” actuación, de la que de no ser fingida estaría eternamente a estos hermanos.




Post Datum:
Ruego encarecidamente al resto de la Junta, mantenga la presente en el secreto debido para no tirar por tierra la magnífica opinión que los que me conocen tienen de mi, lograda tras años de tesón y ahínco… (por el ….)

Maximo Severo

1 comentario:

Santi Martin dijo...

Genial cronica Abencio. Enhorabuena a todos nuestros representantes, a mi querido abuelo Angel-ito por ese pedazo de podio que demuestra que los pretorianos cuando queremos tambien sabemos competir, y a Carpe por su magnifico estreno como socio cumpliendo con el credo.

Lo unico que desentona es ver a Plum con el dorsal 101 en lugar de llevarlo Abencio. Esto que es lo que es?? Abencio se te estan subiendo a la chepa!!!