Creamos nuevos caminos. Nuestro nombre no conocerá fronteras. Nuestro credo nos hace inmortales. Nuestro deber es terminar.
4/2/11
XIX Maratón de Badajoz 30-1-2011
LA CRÓNICA DE SANTI MARTIN
Al grito de “¡A mí los pretorianos!” proferido por el único Pretoriano extremeño del club, léase el Sr. Berrocal, tres socios del club acudimos en su apoyo (el aspirante a pretoriano Fran Moriana y los pretorianos “Er Niño” y Santi Martín). En esta ocasión se trataba de correr la Maratón de Badajoz. Y no porque nos apeteciera especialmente hacerlo, ya que la verdad es que el recorrido es un “cuerno” y los que estuvimos ya allí hace 2 años no guardamos tampoco muy buen recuerdo de la meteorología que tuvimos que sufrir. Pero nadie dijo que ser pretoriano fuese fácil (¡llena ahí!), y a un hermano pretoriano no se le puede dejar sólo, así que marchamos a tierras pacenses a cumplir nuestro deber. Pruden quiere fundar una sección especial en el club que se encargue del socorro a pretorianos desvalidos, la unidad pretoriana de “marines”. Afortunadamente, Pruden, conociéndonos bien, había propuesto sabiamente una serie de actividades turístico-lúdico-gastronómico-cerveceras tanto para antes como para después de la carrera, con las que consiguió también engatusarnos para que fuéramos.
Así que allí nos plantamos el sábado por la mañana. Lo primero que hicimos fue ir, a toda prisa, a recoger los dorsales. La verdad es que la bolsa del corredor estaba estupenda, sobre todo teniendo en cuenta el precio de la inscripción, que esperemos que quede aun más rebajado si nos dan la ayuda de desplazamiento (joder, la maratón de Badajoz es de las pocas carreras en las que te pagan por correr, aunque quedes de los últimos; eso sí, debes terminar la prueba). La bolsa traía una camiseta de manga larga muy bonita y otros regalos bastante curiosos. Después nos fuimos a la comida de la pasta. Nos lo pasamos muy bien. Fue en un salón de celebraciones, aquello más que una comida de la pasta parecía realmente una boda. Incluso algunos, con el cachondeo, gritaban ¡vivan los novios!. Era una estampa muy graciosa, porque aquello estaba lleno de corredores en chándal mientras que el salón estaba perfectamente engalanado, incluyendo a los camareros con su uniforme de gala… jjajaja, lo cual contrastaba bastante con los gigantescos bandejones tipo rancho llenos de simplones macarrones con tomate. Pero bueno estuvo muy bien, y hasta conseguimos apañar alguna cervecilla. Al final de la comida Pruden empezó a hablar con sus múltiples amigos portugueses. Un grupo de ellos, con los que compartimos el resto del día, había venido desde Chaves (club Chaves Running), un pueblo en el norte de Portugal, junto a la frontera con Galicia, a más de 5 horas en coche. Atléticamente hablando eran unos fieras, de seis tíos ¡cuatro consiguieron bajar de las 3 horas!, y el que peor lo hizo debutaba en maratón y bajó de 3:30… es decir, más o menos al nivel de los pretorianos… eso sí, atestiguo que en lo de beber cerveza les ganamos de largo.
Uno de los portugueses era un auténtico crack, Joao Oliveira, un ultrafondista de élite, que había quedado ¡4º! en el Sparthatlon del año pasado (una burrada de carrera de ultrafondo en Grecia de 245 kms… ¡¡¡que hizó en 27 horas el animalito!!!), y con otros logros notables como haber quedado el 1º en categoría militar en la última edición de los 101 kms de Ronda y 101 kms peregrinos. En fin, un figura, pero el tío super humilde y muy simpático. Bueno, pues como pasó con Kilian Jornet en los Alpes y con Chema Martínez, como veis en la foto Joao Oliveira también quiere ser pretoriano…
Después vino un chico ¡de México! que nos dijo que quería conocer a los Pretorianos de Tomares y que quería hacerse una foto con nosotros… a lo que por supuesto accedimos encantados; lo que no llegamos a averiguar es como demonios oyó hablar de nosotros… Después el chico lo estropeó un poco en la Maratón … pero bueno no merece la pena hablar de ello aquí.
Cuando acabó la comida nos fuimos a tomar café (bueno, El Niño se tomó un legendario-cola, al que le invitó un portugués…. Qué suerte, vaya don de gentes que tiene) y después de turisteo. Primero estuvimos viendo la Alcazaba de Badajoz y después dando un paseo por el centro. Más tarde nos fuimos a Olivenza, un precioso pueblo de casas blancas a unos 20 kms de Badajoz; Olivenza perteneció al país vecino durante siglos (desde el XIV al XIX) y pasó de manos portuguesas a españolas en 1801. Como curiosidad, acabo de ver en la Wikipedia que “Portugal no reconoce la soberanía española sobre este territorio, aunque tampoco plantea activamente su reclamación”. Esta historia se refleja en las edificaciones militares, en las plazas con azulejos típicamente portugueses, y en los rótulos de las calles en castellano y en portugués. Finalmente, extrañamente acabamos en un bar bebiendo cerveza, un bar en cierto modo fuera de la ley, porque allí estaban los parroquianos dentro fumando tan tranquilos como carreteros. Otra cosa bastante curiosa fue cuando llegaron los seis amigos portugueses de comprarse unas botellas de agua (dos botellas de litro y medio por cabeza, por cierto), y empezaron a bebérsela tranquilamente. El broche final del día fue una cena en un restaurante italiano de Badajoz en el que la pasta estaba exquisita. Allí departimos con los amigos portugueses sobre carreras varias y entrenos…. decían los tíos que cuántos kilómetros hacíamos nosotros para entrenar nuestras carreras de ultrafondo, que si 120 o 130 ¿¿¿!!!!, que ellos para las maratones solían hacer más de 100-110 por semana…, casi ná. Después de un día tan ajetreado, volvimos al hotel y tras un chupito de hierbas, a la cama.
Domingo 30 de Enero. Suena el despertador a las 7 de la mañana. Toca un entreno de 42.195 metros. Y así habíamos planteado la estrategia de carrera, según el plan propuesto por Fran: 2 kms corriendo y 1 minuto andando (Ritmo Franmaniaco). Desayunamos una buena tostá en un bar cerca del hotel (al final se nos olvidó pedir la famosa tostá con cachuela de Badajoz) y nos vamos andando a la salida. Hace un frío de pelotas, los coches tienen una capa de escarcha que no veas, y observamos que un termómetro marca 1ºC. No obstante, en carrera la meteorología no sería mala; muy fría pero despejada y sin viento. En un semáforo pasa una furgoneta, se le abre el portón de atrás y empiezan a caérsele chismes… empezamos a chillar pero el tío no se da cuenta y no se para, así que no tenemos más remedio que entregarlo a una policía muy simpática que después veríamos más veces en carrera. Nos reunimos con Pruden, saludamos a los amigos portugueses, fotos de rigor… y a correr. De la carrera diré que lo pasamos estupendamente, fue un auténtico cachondeo, gritamos y bromeamos todo lo que pudimos y más. Fuimos todo el tiempo los cuatro juntos, y nos acompañó desde el mismo km. 1 hasta la meta Juan Carlos, del Club Atletismo Palaciego, al que conocimos in-situ. Juan Carlos es un atleta de nivel, con menos de 3 horas en maratón, pero que había estado toda la semana con gripe y además está entrenando para lo que serán sus primeros 101 kms de Ronda; así que decidió unirse a nosotros y creo que se lo pasó bastante bien. Er Niño fue uno de los grandes protagonistas de la maratón, escribiendo su crónica en tiempo real; cada dos por tres le venía la inspiración, se paraba y se ponía a escribir tranquilamente, creo que escribió varios folios; podéis imaginaros las caras del personal, tanto corredores como espectadores, cuando lo veían. También consiguió que nos regalaran una lata de cerveza en una gasolinera, para poder cumplir el ritual de echar un trago en carrera. Asimismo cuando Fran le llamaba al orden para el tema de los ritmos, él le amenazada diciendo que ya si seguía así ya vería cuando iba a conseguir la “carcasa”, jajajaj….
Pasamos la primera media maratón en 2 horas 2 minutos. Al final de la primera vuelta vimos cómo multitud de atletas (creo que fueron cerca de 200) se retiraban. Y además les daban la medalla. Esto no me pareció muy bien, la prueba se llama “Maratón de Badajoz”, y los finalistas son los que terminan el maratón. O al menos que corten la medalla con una rotaflex y les den la mitad. Tampoco se fomenta así que la gente corra la prueba entera… la verdad es que en la segunda vuelta la carrera quedó un poco desangelada, estábamos casi sólos… pero nosotros a lo nuestro. En el km. 35 no conseguimos evitar, a pesar de nuestros ánimos, que un chico joven que iba roto se retirara, tan cerca ya de la meta. Otra chica joven de Gines con la que compartimos algún kilómetro, si consiguió sin embargo convertirse en maratoniana por primera vez. En los últimos kms, a destacar la frescura de Fran y El Niño, que iban muy muy fácil… Er Niño hizó por lo menos 2 kms más entre sus idas y venidas. Pruden al final iba un poco tocao, y yo con los isquios protestando de tanto asfalto, pero bueno la cosa estaba ya hecha. Finalmente nuestro tiempo fue de 4 horas 12 minutos. En la recta de meta, entramos como hicimos toda la carrera, juntos, con los brazos elevados al cielo y las manos unidas. ¡Tomares vincit!
Gracias a mis fratres pretorianos Fran, Er Niño y Pruden, con los que compartí un fin de semana genial, tanto en carrera como antes y después, y por supuesto a Rocío, por acompañarnos y darnos su cariño y ánimo. Gracias y un abrazo a todos.
Unidad Pretoriana de Marines. Maratón de Badajoz 2011 conquistada. Misión cumplida. Corto y cierro.
LA CRÓNICA DE PRUDEN
Bueno, a ver si por una vez me arranco y escribo una croniquita, además, como el cronista habitual está de gintonics, igual me adelanto y todo. Esta vez, de una de las mejores maratones del mundo, la maratón de Badajoz. Un año más, en diciembre invité a la familia pretoriana a venir a nuestra maratón, pero no tuvo mucho eco mi convocatoria, ni poco. Sin embargo, semanas después Javi abrió el post de la media de la Cartuja, y de golpe se apuntaron unos pocos, generándose una polémica en plan ¿somos nenas o marines? ¿somos aguerridos ultrafondistas, o majorettes con coraza?... en fin, que Santi se tiró al barro y dijo que si venía alguien más, él venía, Fran Moriana soltó aquello de ¿dices tú de mili?, entre los dos engañaron al Niño, y el sábado día 29 aquí se plantaron con Rocío, para ver si era verdad que siempre hace mal tiempo en la maratón de Badajoz.
También me habían pedido que les inscribiese 7 corredores del Chaves Running Team, con Joao Oliveira a la cabeza. Chaves http://es.wikipedia.org/wiki/Chaves_(Portugal) es una ciudad del norte de Portugal, 44.000 flavienses, en la región de Trás-os-Montes, y Joao es el presidente del club, dos veces finalista en el Spartathlon y cuarto en la última edición, primer militar en Ronda 2009... un máquina. Dejados los trastos en las habitaciones del Hotel Zurbarán –pedazo de hotel, por cuatro perras-, recojo a Santi, Rocío, Fran y El Niño, y vamos a por los dorsales y a la comida de la pasta, que es más bien la boda de la pasta, porque se celebra en un salón de bodas, cerca de La Granadilla. Allí nos tomamos unas pocas cervezas, vinos, comimos más que bien y atendimos a un mexicano que se nos acercó al acabar la comida diciéndonos que quería “saludarles y hacerme una foto con ustedes”. Atendiendo a la expansión del club en ultramar, nos hicimos unas fotos con él y con Joao Oliveira, y nos fuimos a tomar un café con la expedición de Chaves. Perdón, unos nos tomamos un café. Otro se tomó un Legendario con cocacola. No digo más. En fin, de allí nos fuimos a la Alcazaba de Badajoz y dimos un paseo por la muralla y la Plaza Alta, nos hicimos alguna foto más, bajamos al centro de Badajoz para completar la visita turística, y a continuación nos fuimos a Olivenza, Olivença para os nossos irmaos, a pasar el resto de la tarde, y ver un poco de arquitectura fronteriza en la Iglesia de la Magdalena, la de Santa María del Castillo, los paseos, etc. Bueeeeeno, y a tomarnos 3 o 4 cervezas a Casa Maila, y no tomamos raciones porque no habían llegado las cocineras… (es que esto lo va a leer el Maxi, que sepa que estuvimos allí). La tarde había estado más bien fresca, pero por la noche ya no era fresco, ya era frío lo que hacía, un poquito de viento… en fin, tiempo de la maratón de Badajoz. Para quitárnoslo, nos fuimos a cenar a un restaurante italiano, a comer algo más de pasta, creo que se llama Bella Italia, que es un nombre muy extraño para un restaurante italiano… La cena también tuvo su miga. Ubicamos al personal (14 personas, 7 de ellas atletas, 4 presuntos atletas, Celia, Claudia y Rocío) tratando de que portugueses y españoles no estuviésemos cada unos por un lado, para que la conversación fuese más animada, y con la charla no nos dimos cuenta de todo lo que estábamos pidiendo. Aquello era un hartabrutos. Dos ensaladas, dos pizzas tamaño rueda de carro, mucha cerveza, y un plato de pasta para cada uno. Yo no pude con lo mío, y mira que lo intenté, pero es que creo que salvo Joao Cancelinha, nadie pudo con su ración, todo muy rico y a precios populares. También allí nos hicieron alguna foto, y de allí, para casa, cada mochuelo a su olivo, y algunos al bar del Zurbarán.
A la mañana siguiente cogí el petate y me encaminé a Badajoz, por el camino llamé a Cayo Crastino para decirle que el tiempo estaba amariconao, que el termómetro del coche había llegado a marcar – 1º C, y llegué a la zona de salida. Me cambié, empecé a calentar, que falta hacía, me encontré con los de Chaves, y llamé a Santi para que espabilasen a pasar el control de dorsales. Bueno, pues eso, que nos plantamos en la salida, y allí no hacía nada de calor, pero tampoco un frío gélido. Hacía fresco, unos 3 o 4 º C, pero no hacía nada de viento, y tenía pinta de ser un día estupendo para correr. Nuestra idea, a propuesta de Fran, era correr dos kilómetros y andar un minuto, para llegar bien al final. En estas dan la salida, cruzamos el puente y nos vamos camino de la frontera, apuramos un poquito más, y echamos a andar, y la gente empieza a preguntar: ¿qué hacéis?, ¿porqué os paráis?, y nosotros “Que no, que no, que yo se lo que hago”, “No, si esto no es más que un entrenamiento para los 101”, y tal. Bueno, entre el cachondeíto que llevábamos, esta forma de correr maratones, las fotos, y El Niño con los folios y el boli en la mano parándose a escribir su crónica, la gente nos miraba, nos preguntaba, una sensación, vamos. No os digo más, que el martes otro corredor me preguntó si era verdad que el niño estaba escribiendo, y porqué íbamos así, y tal.
Con todo este espectáculo se nos unió un corredor de Los Palacios, Juan Carlos, que estuvo toda la mañana con nosotros, y fuimos machacando kilómetros y (yo) saludando a amigos y conocidos de entre el público. A tantos saludé que el resto de la tropa fue contándolos, y al cabo de la mañana la cosa acabó en unos 18.
En fin, que entre broncas de unos a otros, voces, risas y cachondeos, completamos la primera vuelta en 2h03, y de pronto: EL DESIERTO. Allí no quedaba nadie, en la media se bajaron 170 corredores, y debimos quedarnos como uno de los grupos más numerosos (y no de los más aburridos, precisamente). Cruzamos otra vez hacia la margen derecha, nos vamos hacia la frontera y pensamos saludar a los portugueses, que iban por delante de nosotros, pero sólo vimos a Joao, Aprigio y a Carlos Pereira, que nos llevaban mucho terreno. También vimos, sobre nuestro km 27, al mexicano, que iba por el 23 y sufriendo mucho, con más mala cara que una cabra asomá a un barranco.
Ya no hacía el frío de la salida, se estaba bien, las térmicas no daban demasiado calor, y el ritmo que llevábamos era muy razonable, como para poder estar muchas horas así. El Niño de vez en cuando se desmandaba, se iba del grupo pero luego volvía, o se quedaba para atrás a escribir y luego volver a cogernos, pero bueno, íbamos muy bien, con nuestras tonterías y las amenazas de Fran de dejar al Niño en Badajoz, y al dar la vuelta en la frontera, el chaval de una gasolinera nos dio ánimos; le dijimos que ánimos sí, pero que una cerveza mejor, y va el tío y nos dice que si queremos una lata, que nos invita. Olé tío, para El Niño, recoge la lata, y en el siguiente minuto andando, la cerveza es trasegada. Seguimos con el ritmo franmoriánico de parar cada dos kilómetros a andar, aunque ya intentamos que coincida con alguna cuesta arriba, si hay alguna cerca, nos comemos un par de barritas, pasamos el 30, vemos a Celia que pasa con el coche por la Ronda Norte y sobre el 33 empiezo a notar algún pinchacito en lo alto del gemelo, ya estamos con las tonterías y a veces tengo que pedir un poquito de calma a los fratres, que van más rápido de lo que yo quisiera. Nos metemos en el centro de Badajoz, y esto ya es otra cosa, se huele la meta y vamos cogiendo gente, Juan Carlos va con nosotros sobrado, cogemos a una chica de Gines, y sobre el 40 y pico vemos a mi amigo Fidel, que va malamente, pienso en no pasarle, pero va mal y dice que tiremos, y después de la siguiente curva vemos a otro corredor, nos vamos a por él, y es ¡¡EL MEXICANO!!. Cobarde gallina, ¿Dónde recortaste?, mal, mal, así nunca vas a entrar en los Pretorianos. Bueno, bueno, nos olvidamos de él, y nos vamos derechitos a la meta, Celia y Rocío nos hacen unas fotos y entramos con los brazos en alto, más contentos que unas pascuas, marcando 4h12’ y sufriendo poco, ojito.
Un poquito más tranquilos, nos emplazamos, buscamos nuestro sitio para el relax, que no estaba muy lejos de la barra de la Cruzcampo, nos hacemos alguna foto más, el de la Cruzcampo pregunta por el-pretoriano-en-excedencia, y nos vamos para las duchas, unos al hotel, y otro a La Granadilla. ¿Y porqué ese otro se duchó en La Granadilla?. Porque allí no había agua caliente, sólo agua fría, y los marines-marines se duchan con agua fría, con un par. Ahí va eso. Salgo de allí entre los temblores, me voy al hotel, recojo a los fratres y con buen criterio me dice Santi que no podemos ir a comer a Elvas, son más de las tres y allí es muuuy tarde, de modo que nos vamos a comer al bar-mesón La Granadilla, y allí nos jincamos otras cuantas jarras de cerveza, 6 raciones como 6 soles y unas natillas excelentes, y nos despedimos hasta la próxima. Y con esto, pero sin bizcocho, damos por concluida la maratón de Badajoz, sólo señalar que espero que esta edición haya servido para demostrar que no siempre el tiempo es infernal en esta maratón, y que el año que viene haya muchos más pretorianos y flavienses en la maratón de Badajoz.
Cada día estoy más contento de pertenecer a este club.
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3 comentarios:
BUENO YA LLEGARON LA CRONICA DE BADAJOZ Y POR PARTIDA DOBLE, QUE BIEN SALIS EL DIA ANTES, UNIFORMADOS Y NI LA GORRA OS LA QUITASTEIS PÁ COMER....como salen en las afotos de la mesa. QUE SUPERGUAYESTUPERITUPENDI.....un poco pijo aquedao, OS LO HABEIS PASAO. ENHORABUENA A LOS FOUR.
pruden, el año que viene intentare hacerla contigo si repites.
hola, pretorianos,
Yo soy portugués, Joao Oliveira, que hizo el Spartathlon.
Sin duda que es en realidad el petrorianos que tienen la garras, y duros como el hierro. la convivencia entre los clubes fue una verdadera fiesta. A pesar de que son diferentes personas con diferentes culturas son iguales en espíritu, los objetivos y compañeros en el deporte.
El petroriano, Prudencio, una persona amiga de un amigo, un espiritu de alegría, la simpatía del alma de una persona buena. Humilde, valiente, y una fuerza sorprendente.
CLUB CHAES RUNNING TEAM, tiene mucho que agradecer a este Petroriano, la amabilidad y el tiempo pasado con los atletas portugueses. Prudencio felicitaciones, felicitaciones a todos Petrorianos.
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