Creamos nuevos caminos. Nuestro nombre no conocerá fronteras. Nuestro credo nos hace inmortales. Nuestro deber es terminar.
9/4/11
Entreno - convivencia en Barrancos (Portugal)
Nuestro compañero Pruden estuvo el primer fin de semana de Marzo en el pueblo portugués de Barrancos, cerca de la frontera con Huelva (en la zona de Encinasola), disfrutando de un entreno-convivencia con sus amigos portugueses, donde tuvieron oportunidad de hacer el cabra por el campo y de ponerse tibios de comer y beber. Aquí os dejo sus comentarios y algunas fotos.
Anteayer nos juntamos en Barrancos, que es el pueblo portugués que hay en el punto donde se unen Badajoz, Huelva y Portugal, un total de 23 personas, entre corredores y familiares, con idea de participar en el entrenamiento - convivencia que Francisco Bossa, Ico para los amigos y los barranquenhos, organizó para agradecer al mundillo de los corredores, lo bien tratado que es cuando va por ahí a correr.
En principio la idea era llegar al Castelo de Noudar, que está a 12 km de Barrancos, salir de cañas el sábado, volver al castillo a dormir, y el domingo empezar a correr allí para terminar en Barrancos, después de 35 km y unas 5 horas. Este kilometraje era puramente orientativo, puesto que Ico no había completado el recorrido en varios puntos (y viendo la notoria dificultad de algunos tramos, mejor que no lo complete solo). Las previsiones de lluvia y la carencia de luz y agua en el castillo llevaron a modificar esta idea, y cenamos en la escuela de Barrancos y nos alojamos en el polideportivo anexo, aprovechándonos de que Ico trabaja allí.
Así, el domingo fuimos en coche hasta el castillo y a las 9 (h.e.) unos 12 participantes empezamos a correr. Empezamos y paramos en seguida, porque la orografía del terreno es similar a la de la sierra de Huelva, pero más accidentada, que por algo el pueblo se llama como se llama, y además íbamos por medio del monte, de modo que en algunos tramos podíamos correr, pero en otros simplemente andábamos, y en otros ni eso.
En un primer bucle, bajamos hasta la ribera del Múrtega, llegamos hasta el punto donde se une al Ardila, y luego marchamos un par de kilómetros por la ribera del Ardila, en una situación en algunos tramos algo peligrosa, por el peligro de resbalar en las piedras húmedas y rodar para abajo (no pormenorizaré, pero aquello no era para hacerlo solo, ni con vértigo). Después de pasar ese kilómetro de piedras, empezamos nuevamente a subir y cerramos el bucle pasando de nuevo por el castillo, unos 6 kilómetros en 1h15 aprox. Direis que eso no es correr; parcialmente falso: en los tramos donde se podía correr, corríamos, en otros andábamos y en otros escalábamos.
En fin, llegamos al castillo, bajamos por otra vertiente, pasamos por la fuente de la higuera, cruzamos el camino de Barrancos y bajamos nuevamente a la ribera del Múrtega por un punto aguas arriba del anterior.
Antes que se me olvide, el recorrido fue fundamentalmente campo a través, abriendo veredas, puesto que la carga ganadera en aquellas fincas es escasa, y no hay muchas veredas, incluso el sendero que se supone existe, no es tal, es una veredita, pero no más.
Pues eso, que hicimos unos cuantos kilómetros por el Múrtega, unos a buen ritmo y otros pasando más o menos fatiga (era un grupo muy heterogéneo, desde la portuguesa que quedó por delante de Juani en Jarapalos, a finalistas del UTMB varias veces, otros sub-3h en maratón, etc) y llegamos a un azud del Múrtega, una zona que era una preciosidad, y desde allí subimos nuevamente hasta el camino de Barrancos.
Llegados al camino, 14 km en 2h45', 3 ¿corredores? decidimos que nuestro papel estaba hecho y que era mejor coger el camino y marcharnos a Barrancos. Decía Ico que la segunda parte era tal vez más complicada que la primera, y no era cuestión de meternos en un lío, de modo que en una hora y media de marcha (uno de mis compañeros no podía correr) llegamos a Barrancos.
Allí nos duchamos, nos tomamos un café y nos pusimos a esperar al resto de la tropa, y esperamos, esperamos, esperamos... y al final aparecieron, después de hacer 30 kilómetros en 6 horas. Efectivamente la segunda parte fue más complicada que la primera, hay tramos que, como dije antes, no se pueden hacer en solitario y por eso Ico no los había hecho, tramos que necesitan de manos y pies, y no tienen nada que ver con la cadena de Jarapalos; no os digo más, que uno se quedó atrapado en un punto en el que no podía salir, y tuvieron que sacarlo.
Llegados los otros, esperamos a que se ducharan y nos fuimos a comer a la parcela que Ico tiene a un par de kilómetros de Barrancos, pegadita a la frontera (no hay más que cruzar el regato, y entra uno en España), y allí celebramos la segunda parte de la convivencia. Ico y su familia habían tenido problemas con la feijoada, y prepararon una barbacoa que fue un exceso: mucho de todo, y todo muy bueno, una barbaridad como la copa de un pino, entre chorizos, salchichones, carne grelhada, morcilla, farinheira, ensaladas, cerveza para que sobrara, vinos, licores y aguardientes, bolos..., no fui de los primeros en marcharse, y estuve 3 horas en la comida, así que imaginaos como fue la exaltación de la amistad.
En fin, que por un módico precio, puesto que partimos todos los gastos, nos lo hemos pasado estupendamente, y hemos conocido una zona de Portugal que es una auténtica maravilla, y con una gente estupenda.
Aviso a navegantes: el recorrido no está al alcance de cualquiera, ni siquiera a la vertiginosa velocidad de 5 km/h, hay que estar fuerte y habituado a agarrarse a las piedras. Estar a la altura de la ingesta media en la comida y la bebida, tampoco está a la altura de cualquiera, pero en este club veo más gente preparada para eso.
Ea, que nos vemos.
Pruden.
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